Aplicar el color en el diseño de interiores de un proyecto

No vamos a dedicar este post a hablar de la teoría del color de Isaac Newton, pero sí queremos quedarnos con una afirmación suya que decía que él entendía los colores «como percepciones humanas, no cualidades absolutas». Esto no hace más que verificar, efectivamente, que los colores son subjetivos, es decir, que cada persona los puede percibir, sentir, interpretar, etc. de una forma distinta.

Siguiendo en esta línea, nos quedamos con otra frase mítica que dice aquello de «para gustos, los colores». Y la hacemos muy nuestra porque en el estudio nos gusta mucho usar colores en nuestros proyectos de interiorismo. De hecho, podría decirse que es una de nuestras señas de identidad. Y no solo el color como tal, sino la originalidad a la hora de plasmarlo en el espacio.

La ventaja de utilizar una paleta cromática generalmente neutra en la base del diseño de interiores, permite destacar todavía más esta implementación del color que justificamos para enfatizar determinadas zonas del espacio, pero no solo con el color, sino también con la forma. Por ejemplo, las líneas pueden seguir por el techo, abarcar una puerta, incluir una parte del cabecero, cortar en dos una ventana… Puedes verlo en las imágenes de nuestros proyectos que ilustran este post.

Atreverse a llevar el color de las paredes al techo es una opción arriesgada cuyo resultado gusta mucho.

El color en un espacio impacta sensorial y psicológicamente

Según el acabado de las cosas que nos rodean (una pared, un mueble, etc.), se genera un mayor o menor impacto en la percepción del espacio diseñado, y no solo a nivel sensorial, sino también psicológico. Y cuando decimos ‘acabado’, efectivamente, hablamos de colores, pero también son válidos otros como las texturas, los materiales, los estampados, etc.

El uso del color centra la atención y organiza el espacio y, dependiendo del tono elegido, estamos estableciendo qué queremos transmitir en nuestro espacio. Y ahí entra en juego la muy conocida psicología del color, donde cada uno de ellos determina una asociación natural y un significado cultural que podría interpretarse de la siguiente manera:

• Azul: productividad, calma…
• Verde: serenidad, naturaleza, bienestar…
• Amarillo: energía, alegría, luminosidad…
• Morado: relajación, espiritualidad…
• Rojo: intensidad, pasión, fuerza…
• Rosa: calidez, romanticismo, feminidad…
• Marrón: confianza, práctico, tierra…
• Naranja: entusiasmo, fuerza, creatividad…
• Blanco: limpieza, iluminación, amplitud…
• Negro: elegancia, sofisticación…

Y apelando a estas percepciones, los espacios que muestran algunos de estos colores son capaces de despertar determinadas sensaciones, emociones o sentimientos y con esa idea se juega a la hora de implementar un color u otro en la estancia. 

Las líneas que fomentan el corte de color sirven para zonificar y enfatizar el espacio.

El color influye en la percepción del espacio y de la luz

Más allá de pensar en el gusto por unos colores u otros que todos tenemos y que no tienen por qué coincidir cliente e interiorista, lo cierto es que el profesional sí debe aconsejar al primero la necesidad de abstraerse a la hora de pensar en el resultado de su proyecto y dejarse aconsejar.

¿Y esto puede pasar? Pues sí, porque los colores, además de la sensación de gusto o rechazo que puede generar en cuanto a gustos personales, es importante destacar que también afecta a las propiedades visuales de los objetos, incidiendo en su geometría, dimensiones y con ello puede cambiar la percepción de profundidad. Y esto en interiorismo es fundamental, de ahí la importancia del uso del color.  

Es por ello que los distintos tonos cromáticos son capaces de fomentar más luminosidad en una estancia, o crear contraste, o hacer que resulte más confortable o más amplia, e incluso convertir la estancia en un bálsamo de relajación. Y en este sentido hay que contar con el papel que juega también la percepción de la luz, ya sea la natural o la artificial, porque el color puede llegar a percibirse diferente dependiendo de ésta. E, incluso, según haya más o menos luz en la estancia, se determina el uso de unos colores u otros, de ahí también que sea crucial la parte que afecta al proyecto de iluminación de un proyecto.  

Hay que pensar que los colores en el diseño de interiores ofrecen muchas posibilidades. Se puede hacer un uso más llamativo o más discreto, con aplicaciones puntuales en determinadas piezas, buscando cierta originalidad con cortes de color o utilizarlo para zonificar enfatizando el espacio. Y lo más importante en todos los casos es ponerse en manos de un profesional del interiorismo para acertar con el color a la hora de crear la atmósfera adecuada de nuestro hogar.